Hábitos para reducir el estrés
Cómo la productividad personal te puede ayudar a vivir un poco mejor
Somos capaces, controlando pequeñas actividades del día a día, de dar forma a nuestra rutina. De pulir las aristas generadoras de fricción, aquella fricción que acaba convirtiéndose en estrés.
Estos años he cambiado ciertos hábitos, ciertas formas de hacer, aparentemente sencillas pero con un gran impacto en mi bienestar.
El post de hoy no es más que un repaso a las más importantes. Un compendio de cambios que implementar para reducir un poco el estrés que existe en nuestra vida.
Anticipar lo que debes hacer
Lo importante es no verte atropellado por tus responsabilidades, para ello se trata de tenerlas bajo control y ubicadas. Puedes pensar que para hacerlo basta con llevar al día tu agenda, pero si anotas un compromiso o una fecha de entrega y te olvidas, cuando llegue el día te seguirás llevando un chasco.
La clave es revisar, pero revisar de forma institucionalizada. Fijarte en tu rutina un momento en el que revisar en profundidad tu agenda - y tus listas de acciones pendientes -.
Una vez a la semana revisa tu agenda a un mes vista y verás que debe entregarse esas semanas y si debes anticipar acciones a realizar.
Tener todo anotado y revisar periódicamente a un mes vista te evitará disgustos y tener que hacer cambios bruscos de repente.
Trabajar antes de trabajar
Hay tres grandes tipos de trabajo a realizar:
Trabajar sobre lo que acaba de surgir o lo que acaba de entrar
Trabajar definiendo el trabajo que harás más tarde, dividiéndolo en acciones, redactándolo y clasificándolo correctamente.
Trabajar en una acción definida - paso 2 - en un momento anterior.
Trabajar antes de trabajar no es más que centrarse en el paso 2. Dedicar de forma regular a definir nuestro trabajo implantando los hábitos de capturar todas las cosas que se nos presenten y una vez al día transformarlos en acciones y proyectos que podemos realizar, eliminando ambigüedades y dejando en cada paso redactado - o si lo prefieres llamémoslo acción - de tal modo que no tengamos que pensar cada vez que le leemos en qué debemos hacer.
Tener claro que debes hacer con una sola lectura es lo que nos ahorra problemas y sobrepensar en nuestros asuntos.
Para saber cómo preparar tu material para convertirlo en acciones a realizar encontrarás una entrada sobre el tema en el apartado de recursos
Centrarte sólo en la actividad que estás realizando ahora
Saltar de asunto en asunto fragmenta tu atención y energía. Conseguir centrarte en la acción que realizas ahora, y hacerlo de forma continua con cada una de las obligaciones de tu rutina te hace entrar en un estado de flow.
Por desgracia cada vez nos cuesta más centrarnos.
Me gustaría comentarte la forma en que he conseguido aclarar mi mente y liberar mi atención para dedicarla en exclusiva a la próxima acción.
El primer gran éxito fue encontrar una forma de estar conforme en lo que trabaja y sobre todo con lo que no hacía en ese momento. Quiero decir que trabajar con un sistema como GTD me permite clasificar mis responsabilidades en cosas que debo hacer y cosas que puedo dejar para más adelante sin sentirme culpable.
Continuando con GTD, capturar las actividades y transformarlas en recordatorios ayuda a limpiar la mente de basura y de problemas que vuelven a mi mente de forma reiterada.
El tercer factor para centrarme en lo que debo hacer ahora es la meditación. Parece raro pero practicar la meditación me ha ayudado a aprender la técnica para dejar pasar los pensamientos intrusivos y entre ellos, los deseos de saltar a otra actividad.
El cuarto es entrenar el músculo de la atención. Realizar con frecuencia sesiones de trabajo en profundidad, estando centrado en una tarea concreta durante una o dos horas. Otras actividades de valor son la lectura de libros y textos extensos y complejos. Sustituye los 140 caracteres y los streams interminables por un buen libro.
Aprender a pedir ayuda
Quizá sea lo más difícil que he hecho nunca, lo que más me ha costado. Con los años aprendí que podía solucionar cualquier problema – profesional – sin la intervención de terceros, y si los necesitaba lo percibía como una derrota.
Percibía mi trabajo como si estuviera solo contra el mundo. Esto suponía hundirme en la angustia cada vez que se planteaba algo que me generaba problemas serios para resolverlo. Sólo pensar que no podía resolverlo ya era un descalabro.
Todo se acabó cuando un compañero me hizo la siguiente reflexión:"Somos un equipo, no estás solo, tienes compañeros a tu lado que pueden ayudarte"
Tenemos gente a nuestro alrededor que estará encantada de echarnos una mano. Ya sabes, ¿cómo te sientes cuando ayudas a los demás? Suele ser fantástico, ¿verdad?
Es necesario aprender a pedir ayuda. Esto significa hacerlo sin sentirse mal y verlo como algo peyorativo. Más allá de la teoría es necesario practicarlo y darse cuenta de que no se trata de un drama ni para el que la pide ni para el que la da.
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Son pequeños cambios con gran trascendencia. Pequeños hábitos y giros en la forma de comportarnos, algunos de ellos necesitan de perseverancia para llevarlos a cabo y sólo con el tiempo se recogen los frutos pero merecen la pena.
El giro en una vida sin estrés no se hace de la noche a la mañana. Es un proceso, y ese proceso se hace paso a paso. Cada paso es un aprendizaje y este aprendizaje nos coloca en una posición para realizar un cambio de chip, un clic mental que nos transforme como persona.
Foto de Nik Shuliahin en desempaquetar
Recursos
Com fer una revisió setmanal (Clic aquí)
Cómo organizarse utilizando listas (y transformar tus acciones en recordatorios) (Clic aquí)
Com realitzar sessions de treball profund (Parte 1 | Parte 2)
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