Terminar bien 2024, preparar 2025
Cómo cerrar bien el año y fijarte objetivos de la mejor forma para 2025
Se acaba el año 2024 y aunque todavía falta un mes es el momento ideal para hacer bien el cierre del año y empezar a plantearte qué cosas quieres cambiar en tu vida en el 2025.
Lo que quiero proponerte en este artículo es una doble tarea, la de realizar la revisión anual para poner en perspectiva tu año y darte unas bases para fijarte objetivos y cambios a realizar durante el próximo año.
Cómo hacer una revisión anual
La revisión anual es un proceso de reflexión personal diseñado para ayudar a las personas a revisar su año pasado y establecer metas para el próximo. Se trata de responder a un conjunto de preguntas y recorre una serie de pasos que nos permiten analizar su crecimiento, aprender de sus experiencias y planificar con más conciencia.
La estructura principal de la revisión está cogida de las revisiones anuales que realiza el autor y experto en hábitos James Clear. En el apartado de recursos encontrará un link a sus revisiones de ejemplo. La revisión de prioridades y hábitos para complementar el examen a nuestro crecimiento personal pero si quieres una revisión más ligera puedes omitirlos.
Los principales elementos de la revisión anual son los siguientes:
Reflexión sobre el pasado año: Empezamos mirando atrás y revisando los logros y fracasos del año que termina. Responde a las preguntas que aparecen a continuación para obtener perspectiva de lo que ha sido tu año.
¿Qué has conseguido este año?
¿Qué obstáculos has superado?
¿Qué cosas no han salido como esperabas?
¿Qué aprendizajes has obtenido de tus errores?
Evaluación de tus prioridades: Esta parte incluye reflexionar sobre lo que realmente es importante para ti y cómo has invertido tu tiempo y energía. Puede ser útil revisar áreas como salud, relaciones, carrera profesional y crecimiento personal.
Examen de tus hábitos: Tus hábitos importan en el progreso personal. Uno de los puntos centrales de la revisión es analizar los hábitos que han tenido un impacto positivo y los que podrían mejorarse. A partir de ese análisis, se pueden definir nuevos hábitos o ajustar los ya existentes.
Establecer objetivos para el nuevo año: Una vez hecha la reflexión establecemos objetivos específicos y medibles para el próximo año. Estas metas no sólo deberían ser cuantificables, sino también alineadas con los valores personales y tus prioridades a largo plazo.
Planificación de acciones concretas: A diferencia de las resoluciones de año nuevo tradicionales, que pueden ser vagas, es una buena práctica desglosar los objetivos en acciones concretas y pequeñas. Así, es más fácil mantenerse en el buen camino y realizar progresos constantes.
Es un ejercicio de reflexión profunda sobre los logros, fracasos y aprendizajes del año pasado, que ayuda a identificar los hábitos y objetivos más importantes para el futuro. El objetivo es empezar el año con mayor conciencia y enfoque, estableciendo un plan claro para la mejora personal y profesional.
Cómo fijarse objetivos para el próximo año
Tenemos tendencia a fijarnos objetivos como aquél que expresa un deseo. Esto no es un objetivo, más bien se trata de un propósito de año nuevo. Hay que basar los objetivos en algo estructurado, definirlos, trabajarlos para darles forma. Y sobre todo hay que encararlos definiendo acciones concretas y realizables para empezar a trabajar.
Déjame que te hable de cómo definir con cierta consistencia cómo fijarte una meta para el próximo año y cómo empezar a trabajar:
1. Fijar objetivos con propósito y significado
Fíjate objetivos que estén alineados con el propósito personal y los valores.
"Si nunca has pensado en tu propósito personal y en tu visión de futuro, ahora es el momento"
Los objetivos no sólo deben ser una lista de tareas a cumplir, sino que deben tener un sentido profundo para la persona que los establece. Esto ayuda a mantener la motivación, puesto que trabajar por un propósito es más inspirador y sostenido en el tiempo que simplemente para conseguir una recompensa externa.
2. Divide los objetivos en hitos intermedios
Divide los objetivos grandes en metas más pequeñas y concretas. Esto hace que el proceso sea menos abrumador y facilita la implementación diaria. Además, dividir los objetivos en tareas menores permite mantener un seguimiento constante del progreso y ajustar las acciones a medida que se va avanzando.
3. Hacer los objetivos medibles y realistas
Siguiendo la estrategia del enfoque SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y limitados en el tiempo), los objetivos sean claramente medibles y que tengan una fecha límite. Un objetivo como “mejorar mi salud” debería ser sustituido por un objetivo medible como “ir al gimnasio 3 veces por semana durante 30 minutos en los próximos 3 meses”.
4. Revisión y reflexión constante
Es necesaria una revisión regular de los objetivos para comprobar su marcha, aplicar correcciones y sobre todo evitar dejarlos de lado. Esta revisión debe ser:
Mensual para decidir en qué proyectos y acciones relacionadas con el objetivo vas a trabajar el próximo mes.
Trimestral para revisar la ejecución del proyecto, aplicar cambios de rumbo si es necesario modificando su ejecución. Ver si los objetivos siguen siendo relevantes, y si los métodos empleados para conseguirlos son eficientes
Anual, Evaluar cómo ha ido su ejecución y que te aportado aunque no la hayas logrado
5. Trabajar con enfoque a largo plazo, pero con pequeños pasos
Adoptar una mentalidad a largo plazo, pero con el enfoque de tomar pequeños pasos todos los días. Los grandes objetivos pueden parecer inalcanzables, pero si se trabaja constantemente en tareas pequeñas, se hace más fácil alcanzar resultados a largo plazo.
Éste es, junto con las revisiones periódicas, uno de los grandes secretos para mantenerte motivado y vinculado a tu objetivo.
6. Establecer objetivos con flexibilidad
Los objetivos no deben ser rígidos. La flexibilidad es esencial para ajustarse a los cambios y los imprevistos que pueden surgir. Esto implica ser capaz de revisar y ajustar los objetivos si las circunstancias cambian o detectan nuevas oportunidades.
No te da miedo abandonar un objetivo o cerrarlo aunque no se haya llegado todavía a la meta marcada si las condiciones de tu vida han cambiado o si ha perdido el impacto que debía tener.
Cómo planificar nuestros objetivos
Un objetivo implica una gran cantidad de actividad y complejidad. Debemos definir todas las piezas de actividad (proyectos y objetivos intermedios), trazar la línea que marca el ámbito del proyecto (decidir qué haremos y que se queda fuera), debemos seleccionar el orden con el que ejecutaremos las diferentes piezas de actividad y cuáles serán los primeros pasos…
En definitiva, tenemos una gran carga de trabajo sólo dedicada a la preparación del objetivo y necesitamos una técnica que dé respuesta a todas las necesidades.
La técnica en cuestión es la planificación natural. No voy a entrar al detalle, porque eso sería otra newsletter pero te diré que esta técnica de planificación te permite preguntarte porque quieres realizar el objetivo y qué visión tienes del mismo.
Una vez definido el propósito se pasa a una lluvia de ideas o un mapa mental a volcar todas tus ideas, cuestiones y esperanzas sobre papel ya partir de ahí se organizan los hitos intermedios y las primeras acciones a realizar.
Recomiendo la planificación natural porque engloba todo el proceso de preparación y nos entrega una preparación consistente para empezar a trabajar.
Photo by Blake Cheek on Unsplash
Recursos
La revisión anual. Una forma eficaz de poner tu año en perspectiva (ampliación) (Click aquí)