El que os escribe viene del mundo del software y siempre se ha visto atraído por las metodologías ágiles. Siempre he pensado que podemos traer ciertos conceptos del mundo ágil al de la productividad personal.
El de hoy es un post conceptual pero más allá de lo teórico creo que te puedo aportar algo práctico y abrirte la puerta a una nueva forma de plantearte cómo hacer tu trabajo.
Hoy quiero hablarte del trabajo en iteraciones.
En las metodologías ágiles, en la industria del software, una iteración es un ciclo de desarrollo que dura un período de tiempo determinado, normalmente de una a cuatro semanas. Durante una iteración, el equipo de desarrollo trabaja para completar un conjunto de funciones o características del producto.
¿Qué es una iteración?
Las iteraciones se basan en el concepto de desarrollo iterativo e incremental, que significa que el producto se desarrolla de forma gradual, con entregas frecuentes de funciones, permiten a los equipos recibir feedback de los usuarios finales de forma regular y hacer cambios en el producto si es necesario.
El proceso de una iteración ágil incluye un conjunto de fases en las que se planifica entregar, se desarrolla, se prueba y se entrega el resultado a partir del cual los usuarios enviarán feedback.
Las iteraciones se repiten hasta completar el producto. Cada iteración aporta un valor al producto, y las sucesivas iteraciones lo mejoran hasta cumplir las necesidades de los usuarios.
Son parte esencial de las metodologías ágiles. Permiten a los equipos desarrollar productos de forma adaptable, rápida y con feedback de los usuarios finales.
Iterar: Desarrollar(te) de forma adaptable, entregando(te) valor en cada ciclo.
¿Por qué aplicarlo en el ámbito de la productividad personal?
El sistema de iteraciones me parece una vía de escape del perfeccionismo y de la procrastinización.
No sólo nos obliga a planificar qué queremos hacer, fijarnos un objetivo inmediato –por humilde que sea– y trabajar para alcanzarlo. Al hacerlo dejamos de lado castillos en las nubes y miedos para lograr algo concreto.
Cuántos proyectos profesionales y sobre todo personales has dejado en la cuneta por ser incapaz de definir qué quieres, por desilusionarte al ver que no llegas allá donde habías fijado la meta, o por la incapacidad de implementar algo demasiado grande.
Creo que podemos aplicar el concepto de iteración a los tres grandes ámbitos de la efectividad personal: Hábitos, proyectos personales e implantación de una metodología.
Hábitos
En mi blog cuando escribía sobre el tema, o leyendo a los grandes expertos en la creación de hábitos, siempre vamos a parar al mismo modus operandi:Empezar en pequeño e ir incrementando su implementación.
Se trata de fijarse un punto de partida asumible y el tiempo que debe durar un ciclo, una iteración.
Para definir el arranque sigo lo que dice James Clear, autor de hábitos atómicos. Sobre el hábito que quiera implantar elijo lo más pequeño que pueda hacer, lo que puedo hacer en dos minutos.
Me comprometo a dedicar estos dos minutos todos los días, aunque parezca algo ridículo. Mínimo dos minutos, quizá lo alargo más allá cuando arranco pero me comprometo a un mínimo de dos minutos y si solo dedico ese tiempo no me siento culpable.
Lo siguiente es fijar la duración de la iteración.Entre tres y seis semanas para que se asiente bien el nuevo comportamiento. Repitiendo los dos minutos y no incrementando hasta llegar al final del ciclo para integrar la nueva rutina.
Al final del ciclo se da un nuevo paso, si te sientes seguro quizás un paso mayor, si no continúa con la misma política: Otro pequeño cambio y dos minutos más.
Quiero leer más. Empieza leyendo dos páginas. Del libro que sea da igual, si te sientes a gusto sigue leyendo, pero mínimo 2 páginas. Al cabo de tres semanas, itera e incrementa.
Quieres empezar a entrenar fuerza. Ve al gimnasio y haz una sola máquina con poco peso, con el mínimo para que sientas que no estás haciendo el panoli. Cada día por lo menos una máquina. A las 3 semanas itera, aumenta peso o pasa a realizar un mínimo de 2 máquinas.
Proyectos personales
Imagínate implicado en un proyecto consistente, de un alcance considerable, aquellos proyectos que cuesta meses terminar. Esperar a terminar su totalidad para entregarlo es una apuesta perdedora. Una vez que el cliente, el usuario, tenga el resultado entre las manos encontrará mil y un inconvenientes. Te lo digo yo como programador que ha vivido situaciones como la mencionada. La situación será traumática.
Necesitas organizarte de forma diferente, necesitas iterar y entregar funcionalidades o resultados en paquetes más pequeños para que el cliente pueda disfrutarlos de forma gradual y aportar su feedback a medida que vas desplegando la solución.
Como dicen los emprendedores necesitas un PMV (Producto Mínimo Viable) e ir ampliando.
Esto en tus proyectos profesionales, pero ¿qué ocurre con tus proyectos personales? No te hablo de un side business sino de aquellos que haces por disfrute, por tu placer o para tu familia.
Aquí puede que no estés bajo el yugo de la opinión de un cliente pero si que necesitas mantener la motivación y obtener satisfacción. Necesitas obtener resultados a medida que vas trabajando, ir obteniendo algo tangible que veas que va evolucionando, creciendo y mejorando.
Llevar la misma filosofía estableciendo iteraciones al trabajar con proyectos de bricolaje, tu blog o si, de acuerdo, tu side business, te permite mantener el foco y obtener retorno de forma regular teniendo sensación de progreso, por no hablar de no perder la motivación.
Implantar un método de productividad personal
Volviendo al core de la efectividad, el sistema de iteraciones es especialmente aconsejable cuando intentamos aplicar un método de productividad personal como puede ser GTD o Optima3, metodologías complejas que implican la implantación de hábitos, el cambio de rutinas de trabajo y en definitiva dar un giro que puede resultar radical.
Es fácil que uno se sature y acabe desistiendo.
Las iteraciones permiten una implantación paulatina, por fases, escalar las rutinas y los hábitos aunque ello implique un uso parcial o ineficiente del sistema. Sacrificamos su integridad para obtener una implantación y una integración más sólida.
Hace tiempo escribí una serie donde explicaba cómo podemos aplicar GTD de forma iterativa. Desglosaba el sistema en diferentes etapas para ayudar al usuario a enfocarse en un solo punto clave en cada una de ellas.
Una posible implantación de GTD por Iteraciones sería la siguiente:
Empezar por implantar el hábito de capturar y decidir qué hacer sobre cada cuestión.
Aprender a transformar cada elemento capturado en acciones físicas y proyectos.
Organizar las acciones en listas según el estado en el que se encuentran
Implantar la revisión semanal.
Escoger cuál es la siguiente acción a realizar desde la lógica GTD. Escoger según contexto, nivel de energía y tiempo.
Cada punto es una iteración, que en este caso duraría 6 semanas para asentar los cambios profundos a nivel funcional que comporta.
Puedes encontrar la referencia a la serie de posts en el apartado de recursos.
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Parece sentido común. Trabajar por iteraciones para obtener un progreso gradual y evitar jugar a un juego de todo o nada.
Un concepto del mundo ágil que llevado a la productividad personal puede proporcionarte la capacidad de enfocar en un punto clave de tu mejora personal en cada iteración. Estar cien por cien centrado en una sola cosa durante tres o seis semanas para su implantación.
Si no lo has probado, planifica uno de tus proyectos de esta manera. Si ya lo has hecho, intenta llevarlo a tu mejora personal, intenta implementar un nuevo hábito con esta técnica. ¿Qué puedes perder?
Quizás lo que necesitas para que las cosas te vayan un poco mejor es Iterar, ¿no lo has pensado?
Recursos